El síndrome clínicamente aislado es un primer episodio de síntomas neurológicos causados por inflamación y desmielinización del sistema nervioso central.
El episodio, que por definición debe durar por lo menos 24 horas, es característico de la esclerosis múltiple, pero aún no cumple con los criterios para un diagnóstico de esclerosis múltiple porque las personas que presentan el síndrome clínicamente aislado pueden llegar a tener esclerosis múltiple o no.
La esclerosis múltiple remitente recurrente, el tipo de enfermedad más frecuente, se caracteriza por ataques claramente definidos de síntomas neurológicos nuevos o en aumento. A estos ataques (también llamados “recaídas” o “exacerbaciones”) siguen períodos de recuperación parcial o completa (remisiones).
Durante las remisiones, es posible que todos los síntomas desaparezcan o que algunos síntomas continúen y se vuelvan permanentes. Sin embargo, no hay una progresión evidente de la enfermedad durante los períodos de remisión. Además, la esclerosis múltiple remitente recurrente se puede caracterizar como activa (con recaídas o evidencia de nueva actividad observada en imágenes de resonancia magnética durante un período específico) o no activa, así como con empeoramiento (un aumento confirmado de la discapacidad después de una recaída) o no empeoramiento.
La esclerosis múltiple secundaria progresiva al comienzo sigue un curso remitente recurrente. Algunas personas con diagnóstico de esclerosis múltiple secundaria progresiva harán, al fin y al cabo, la transición a un curso progresivo secundario en el que, con el tiempo, hay un empeoramiento progresivo de la función neurológica (acumulación de discapacidad).
La esclerosis múltiple secundaria progresiva se puede caracterizar adicionalmente como activa (con recaídas y/o evidencia de nueva actividad que se observa en imágenes de resonancia magnética durante un período específico) o no activa, así como con progresión (evidencia de acumulación de discapacidad con el tiempo, con o sin recaídas, o nueva actividad observada en imágenes de resonancia magnética), o sin progresión.
La esclerosis múltiple primaria progresiva se caracteriza por el empeoramiento de la función neurológica (acumulación de discapacidad) desde el inicio de los síntomas, sin recaídas ni remisiones iniciales.
La esclerosis múltiple primaria progresiva se puede caracterizar adicionalmente como activa (con una recaída ocasional o evidencia de nueva actividad observada en imágenes de resonancia magnética durante un período específico) o no activa, así como con progresión (evidencia de acumulación de discapacidad con el tiempo, con o sin recaída o nueva actividad observada en imágenes de resonancia magnética) o sin progresión.
La esclerosis múltiple es la enfermedad neurológica más común en adultos jóvenes, afectando a aproximadamente 2.5 millones de personas en todo el mundo. La mayoría de las personas son diagnosticadas entre los 20 y los 40 años de edad.
Una sustancia llamada mielina protege las fibras nerviosas en el sistema nervioso central, lo que ayuda a que los mensajes viajen rápida y suavemente entre el cerebro y el resto del cuerpo. En la EM, el sistema inmunológico, que normalmente ayuda a combatir las infecciones, confunde la mielina con un cuerpo extraño y la ataca. Los investigadores no saben qué desencadena que el sistema inmunológico ataque la mielina, pero se cree que es una combinación de factores genéticos y ambientales.
Los síntomas de la EM pueden variar ampliamente de una persona a otra, y pueden incluir fatiga, debilidad muscular, problemas de coordinación, problemas de marcha, problemas de visión, problemas se sensibilidad en algunas partes del cuerpo, problemas de habla y problemas emocionales, etc.
El diagnóstico de la EM generalmente se basa en una combinación de síntomas, exámenes físicos, pruebas de imagen y análisis de sangre y líquido cefalorraquídeo.
Los neurólogos, principalmente, son los especialistas que te ayudarán a llegar al diagnóstico y te acompañarán en el tratamiento.
La EM, no tiene cura, pero hay tratamientos que pueden ayudar a controlar los síntomas y retrasar el avance de la enfermedad.
La esperanza de vida de las personas con EM suele ser similar a la de la población general, la enfermedad sin embargo puede llegar a afectar la calidad de vida y la capacidad para realizar actividades diarias. Debes saber que la investigación sobre la EM continúa, y se están explorando nuevos tratamientos y enfoques para ayudar a las personas a vivir mejor con la enfermedad.
Los tratamientos para la EM pueden incluir medicamentos, terapia física, psicológica y ocupacional, terapia cognitiva y cambios en el estilo de vida.
Los medicamentos modificadores de la enfermedad (DMT, por sus siglas en inglés) son un grupo de medicamentos que se utilizan para tratar la esclerosis múltiple (EM). Los DMT tienen varios beneficios potenciales para las personas que viven con EM, incluyendo:
Es importante recordar que los beneficios de los DMT pueden variar de persona a persona, y que cada medicamento tiene diferentes beneficios y posibles efectos secundarios. La elección del medicamento adecuado depende de varios factores, incluyendo la forma de EM, la gravedad de la enfermedad y las necesidades individuales del paciente. Se recomienda que el paciente discuta con su médico tratante
en profundidad las alternativas de tratamiento, beneficios y efectos esperados.
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