Impacto emocional en la Esclerosis Múltiple

Impacto emocional en la Esclerosis Múltiple

Dra. Marcia Castillo 

Erase una vez en Éfeso un hombre   a quien  los  dioses    no le otorgaron  ni gracia ni   belleza pero en compensación lo dotaron con una sabiduría extraordinaria y una  sagacidad asombrosa. Cuentan que tal era su sapiencia y su capacidad  de  observación   que se  granjeó el  epónimo de  “El sabio  de Éfeso”.  Sin  duda  alguna ya saben   que  me  refiero a   Heráclito  “padre  del logos” que citaremos hoy por  una  de sus  lapidaria  máximas “ «Todo fluye, todo está en movimiento y nada dura eternamente. Por eso no podemos descender dos veces al mismo río pues cuando desciendo al río por segunda vez, ni el río ni yo somos los mismos» lo único constante es  el  cambio. Quizás alguno  no haya leído a Heráclito pero tenemos conciencia de que nada  permanece   y en ese  contexto  asumimos a priori que la vida es ese rio en constante movimiento, un dinamismo que nos hace aprender y desaprender dotándonos de las herramientas  necesarias  para futuras experiencias.

Pero ¿siempre estamos listos para afrontar dichos cambios? sobre todo cuando so cambios  intempestivos y detonan miedos e incertidumbres.

 En  la  protohistoria  del  hombre  existen   miedos   inculcados y   miedos  atávicos   (temores omnipresentes  del  ser humano).  Aunque  no  está del todo  esclarecido  su  causa se atribuyen a  una pluralidad de variables como la conexión del inconsciente  colectivo,  miedos  ancestrales o heredados  transgeneracionalmente, lo miedos  atávicos  son un denominador común en casi todos los hombres “miedo a morir, enfermar y enloquecer”

Estar enfermo o sentirnos enfermos es uno de los escenario que nos hace más  vulnerables, la incertidumbre del porvenir, el estrés generado por desconocer cuál será el curso natural de la enfermedad, los cambios y ajuste que se sobrevienen  y  pensar  en convertirnos en una posible carga para nuestros seres queridos hace que todas las emociones afloren y jueguen a favor o en contra de la integridad de nuestra salud emocional.

 En  las  afecciones  neurológicas  en especial  las de  fenotipo  variable  e idiosincrático como es el caso de la Esclerosis  Múltiple (EM) es habitual que al momento del diagnóstico nos  arrope un pandemónium de sentimientos  y pensamientos  similar a los que se dan ante cualquier tipo de duelo por el que se debe  transitar con la mayor esperanza  y  resiliencia solo  podremos sobrellevar cada fase sin perder el rumbo.

Cuando  en 1969  la psiquiatra suizo-estadounidense Elisabeth Kübler-Ross hablo de las   fases  del  duelo no solo se refería al duelo ligado a la muerte de las personas  queridas , sino a cualquier situación de  perdida, como  por ejemplo  perder  la  salud.  Aristóteles escribió “No se puede desatar un nudo sin saber cómo está hecho “por eso es imperante reconocer todas y cada una  de las emociones que se jerarquizan en cada una de estas  fase para identificarlas y  decir con propiedad  y  conciencia  Heraclitiana  “ciertamente, todo  pasa , nada  permanece , lo único  constante es  el cambio”. 

 Las fases del  duelo ante la enfermedad y   reacciones emocionales vinculadas

1. Etapa de la negación.

Esa negación puede inicialmente amortiguar el golpe de  entender  que habrá  un cambio en  nuestra  vida , pero nunca será  indefinida porque llega el  momento  en  que  choca  y se  contrapone con la realidad.

2. Etapa de la ira.

Aquí son  característicos los sentimientos de rabia y resentimiento, así como la búsqueda de responsables o culpables. La ira aparece ante la frustración de que la  enfermedad es irreversible, se pierde  la  perspectiva  y suele  proyectarse esa rabia hacia el entorno, incluidas  personas  cercanas  o seres  queridos .

3. Etapa de la negociación.

Durante esta fase las personas se aferran a la idea de que puede haber errores en  el diagnóstico. Surgen cuestionamiento como ¿qué habría pasado si…? o comienzan a rumiarse  las posibles cosas que habrían evitado enfermarse  como ¿y si hubiera ido  antes   al médico  o  buscado otra  opinión?

4. Etapa de la depresión

Un pesar profundo y sensación de vacío son típicos en  esta fase, no necesariamente  se expresa como una depresión clínica  o como un problema de salud mental, sino a un conjunto de emociones vinculadas a la tristeza natural de reconocerse como una persona  afectada por una condición médica, desmotivación en el día a día , aislamiento de su entorno y sensación  de soledad.

5. Etapa de la aceptación

Una vez aceptado que existe una  afección de  salud  las personas  no solo aprenden a convivir  con el malestar emocional en un mundo en el que  tiene un diagnóstico de por sí estigmatizante, sino que su resiliencia con el tiempo le permitirá recuperar su capacidad de experimentar alegría , el placer de  vivir y en el mejor de los  escenarios reaprender nuevos  caminos.

Los cambios  emocionales  no necesariamente siguen todas estas etapas en el  mismo orden  así que el duelo  ante  una enfermedad  crónica se puede manifestar de distintas maneras y en momentos diferentes para cada persona.

 Antes  de EM Y después  de EM.

Fue Protágoras , el Sofista  quien afirmó  que  “El hombre es la medida de todas las cosas”  principio que según el filosofo coloca  al ser humano  como  norma de lo que es verdad para sí mismo,  implicando además que la verdad es relativa para cada quien  , esta maxima se  asienta en el  antropocentrismo   y deja  fuera  todo lo  que no depende  del hombre,   aquello  que va más allá de la medida del  hombre: la humanidad, la  esperanza  de un mejor futuro, la vida misma… Hay  que abrirse a que a  la idea  que la esperanza nos mantiene  en pie y nuestros pensamientos  declarados nos afectan por  dentro  y por fuera.

 Gandhi  dijo una vez:

Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino.

Atento a tus  pensamientos  y palabras.  

 Parecido a  las  letras  negritas  de un contrato    que rara   vez  leemos   y que en  muchas ocasiones  no entendemos  la   valía que tiene   lo que pensamos  y   verbalizamos  en  la salud psicofísica  y para  “ muestra   un botón” tanto  la   Programación neurolingüística  como  la  terapia cognitivo conductual  hoy tan aplaudidas  por los  psiquiatras   trabajan  el  pensamiento  a través de la  palabra,  por eso  discursos  como  “ Antes de  la  EM  yo hacia  tal  cosa  o era capaz de  tal  cosa  “  denotan  la añoranza del pasado coqueteando sin  duda  con  la depresión  o  “ yo después  de  la EM  no soy  , ni puedo”  destilando  pesimismo y ansiedad, estresores fundamentales en la  cascada  de injuria del cortisol  y el daño amigadalar que terminara convirtiéndose  en  un círculo vicioso de depresión  reactiva u otro trastorno del  estado de ánimo.

No está  mal  sentirse mal  de vez en cuando , para eso sirven las emociones para dotarnos de  ese aprendizaje   vital   y proyectarnos  hacia  adelante ,  lo que es nocivo  es: albergar constantemente   pensamientos  negativos, intrusivos   y vivir en la  enfermedad  en vez de  con la   enfermedad  aunque  por  otro  lado es  natural   que  cada quien  experimente  sus   vivencias  según  su carácter  y personalidad.

 En medicina  no  hay  enfermedades  si no  enfermos  por eso   el impacto emocional  ante  una  entidad   como  la  EM  es muy  particular, individual  e idiosincrático,  recordemos  que el ser humano por definición  es un  ente biopsicosocial   y     son estas   tres  variables  en gran medida  lo que determinaran  como se  sobrellevan el  diagnostico  y el  curso  de  la misma ,  vale  recalcar que  desde  el punto de vista anatomofuncional    hay alteraciones  anímicas  y cognitivas   que  están  relacionadas con  la topografías de  las  lesiones pero que  de  igual    forma  la   expresión   clínica puede  variar,  por eso  nuestra  principal   apuesta  debe ser a trabajar la  Resiliencia, cultivar  la  empatía  y la inteligencia  emocional,  la  enfermedad   está y  existe, hay  que   aprender  a vivirla  de otra  manera, de una  manera  mas sabia ,  para eso  precisamente   hacemos   acopio   de  la  hoy  tan  defendida  resiliencia  y como  colofón  señalaremos  algunos  hábitos  que pueden ayudar  a madurarla.

  •  Examina  las   emociones   que  estas  experimentando e  identifícalas.
  • Aprende  a reconocer   las  somatizaciones  que no  son más  que  un espejo en tu cuerpo de   lo que  pasa en  tu mente.
  • Plantéate  ¿Si no me sintiese así  que  haría?  y trata de llevarlo a cabo.
  • Dale   sentido a   tus acciones.
  • Acciona  para mejorar tu vida a largo plazo y no para eliminar el malestar que  sientes   instantáneamente.
  • Presta  atención  al  patrón de respuesta automático  que  tienes ante algunos  gatillos.
  • Realiza  un listado alternativo  estrategias  diversas  para afrontar el malestar.
  • Sopesa cuáles de  esas  estrategias  sirven para eliminar malestar y cuáles son para erigir  una vida que compensa.
  • Inicia  por  seleccionar de una forma  consciente cada decisión que conmumente se toma de manera impulsiva.
  • Perdónate  las  equivocaciones, entiende que  las  emociones  sirven  para un mejor aprendizaje  e  incrementan la tolerancia convirtiéndonos  asi en personas más libres.

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